¿En dónde está la competencia?
El porcentaje de tarjetas de crédito que cobran anualidad pasó de 88% a 57%. ¿Por qué? Analizamos cuáles son los productos con mayor nivel de competencia -y dónde hay oportunidad de disrupción.
El dato ya todos lo sabemos.
Los siete bancos más grandes de México son dueños de poco más de tres cuartas partes de la cartera de crédito del sistema bancario. Es una posición de dominio en el mercado que — para la mayoría de los integrantes — poco habría cambiado en la última década.
Según datos de la CNBV, el market share del G7 en el portafolio de crédito bancario se habría contraído en alrededor de 4 puntos porcentuales en 10 años —una pérdida atribuible, prácticamente en su totalidad, a los retrocesos de Citibanamex.
Excluyendo el caso de Banamex, para el resto del G7 los cambios en composición de mercado son muy similares cada año: unos ganan un poco por acá, y otros pierden un cachito por allá. Pero en agregado la foto completa sigue siendo muy parecida a lo que se veía hace una década. Es un ecosistema gigantesco y sumamente maduro.
¿Qué significa esto para quienes buscan entrar a competirle a este tipo de instituciones? ¿Cómo podemos medir la competitividad de un mercado tan desarrollado como este?
Una opción está en tomar como referencia el Índice de Herfindahl-Hirschman (IHH), un indicador comúnmente utilizado por los reguladores para medir los niveles de competitividad y concentración dentro de un mercado.
En esencia, mientras mayor sea el Índice de Herfindahl, menor es la competitividad dentro del mercado.
Sí lo calculamos a nivel macro para el sector bancario, el índice sugeriría que la banca mexicana sería un mercado con “bajos niveles de concentración” y de sana competencia.
Cuando para una industria el IHH es de menos de 1,500 puntos, esta se considera que tiene bajos niveles de concentración.
Si el IHH se encuentra entre 1,500 y 2,500 puntos, entonces se dice que el mercado tiene niveles de concentración moderados y ocasionalmente, requiere de un second look por parte de los reguladores en cuánto a niveles de competitividad. Por último, si el IHH supera los 2,500 puntos se habla de un mercado con altos niveles de concentración.
Sin embargo, vale la pena notar que parte de esta “sana competencia” se ve fuertemente influenciada por el peso de más de 58% de la cartera comercial en el portafolio bancario: un mercado con mucha mayor competitividad que el de consumo.1
Haciendo “zoom” en los diferentes productos de crédito, la gráfica anterior muestra como el IHH del mercado de consumo sería 45% mayor a la del financiamiento comercial. Profundizando aún más, los productos de tarjeta de crédito y nómina serían los menos competitivos en el país —con todo y que el primero habría visto un fuerte incremento en sus niveles de competitividad en la última década.
¿Cómo se ven estos dos productos a un nivel más granular? ¿En qué regiones y segmentos está la competencia más fuerte, y dónde quedan todavía algunas oportunidades?
Tarjetas de crédito
Sin lugar a dudas, las tarjetas representan uno de los mercados que ha recibido mayor atención en nuestro país en los últimos años. Los productos de tarjeta de crédito han visto una entrada sin precedentes de nuevos jugadores (tanto bancarios como no bancarios) en el mercado.
Las fintechs, en general, adoptan la tarjeta de crédito como su primer producto — y estimamos que, alrededor del 30% de los plásticos (y el 13% de la cartera) en el país ya estén en manos de instituciones financieras no bancarias.